Educación climática, nuestra arma contra la crisis global

La educación climática es la clave contra la crisis global. Los países del sur global, menos contaminantes y más golpeados, exigen un enfoque decolonial que acoja sus saberes. Cada aula tiene el potencial de forjar soluciones transformadoras.

Educación climática, nuestra arma contra la crisis global

Por Elsie Ralston

Tener claridad sobre el cambio climático ya pasó de ser un tema de sobremesa para convertirse en el signo distintivo entre quienes se comprometen con nuestro futuro colectivo. Las temperaturas extremas, las sequías y la inseguridad alimentaria son problemas de hoy, y los países del sur global —pese a ser los que menos han contribuido a la crisis— son quienes enfrentan las consecuencias más graves.

¿Puede la educación cambiar este panorama? ¿Puede un aula en Nairobi o Lima ser el campo de batalla más importante en la lucha por la justicia climática? La respuesta corta es sí. Pero necesitaremos bastante más que simples lecciones sobre la capa de ozono y el derretimiento de los polos. 

Requerimos de educación climática transformadora, que empodere a las comunidades del sur global para enfrentarse a las crisis ambientales y socioeconómicas que se avecinan.

Aula en Nigeria. Imagen cortesía de Doug Linstedt

Construyendo Soluciones de Sur a Norte

Entendamos de qué va esto: La educación climática es el proceso de impartir enseñanza a personas y comunidades sobre el cambio climático, sus causas, efectos y las soluciones necesarias para mitigarlo y adaptarse a sus impactos. Abarca una variedad de temas como la ciencia ambiental, energías renovables, biodiversidad, políticas climáticas y justicia social. No busca únicamente aumentar la conciencia, sino también capacitar a las personas para que tomen decisiones informadas y acciones concretas contra el cambio climático. En esencia, la educación climática consiste en dotar a la sociedad con el conocimiento y las habilidades necesarias para construir un futuro más sostenible y resiliente.

El término "educación climática" surgió junto con el aumento de la conciencia sobre el calentamiento global y la degradación ambiental a finales del siglo XX. Ambientalistas, científicos y educadores trabajaron en conjunto para crear programas educativos y movimientos de defensa que pusieran de relieve este problema urgente. Un actor clave en este movimiento ha sido el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que ha desempeñado un papel fundamental en la difusión del conocimiento científico sobre el cambio climático desde su formación en 1988. El trabajo del IPCC ha subrayado la importancia de compartir la ciencia climática con el público en general.

Pioneros y Defensores de la Educación Climática

A lo largo de los años, varias organizaciones e individuos han liderado la promoción de la educación climática. Organismos internacionales como la UNESCO y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) han sido fundamentales en la defensa de la inclusión de la educación climática en los planes de estudio nacionales.

El Programa de Acción Mundial (GAP, por sus siglas en inglés) de la UNESCO sobre Educación para el Desarrollo Sostenible ha promovido significativamente la alfabetización climática, particularmente en los países del sur global, donde la vulnerabilidad a los impactos climáticos es alta.

La iniciativa de la CMNUCC "Action for Climate Empowerment" (ACE) busca explícitamente promover la educación, conciencia y capacitación pública en torno a los temas climáticos.

Activistas ambientales como Greta Thunberg, con sus huelgas escolares por el clima, y científicos como James Hansen, quien alertó sobre el cambio climático en la década de 1980, se han convertido en sinónimos de la defensa del clima. Más recientemente, personas como Vanessa Nakate, una activista climática de Uganda, han destacado las disparidades en los impactos climáticos y la necesidad de una educación climática localizada, especialmente en África.

Otras organizaciones de base y ONGs como 350.org, Climate Reality Project y Fridays for Future también han sido instrumentales en la concienciación sobre el clima y en la promoción de marcos educativos más sólidos en torno al cambio climático, tanto a nivel local como internacional.

Protestas “Viernes por el Futuro”. Imagen cortesía de Mika Baumeister

Educarnos en el sur global

Los países del sur global, están en lo que puede definirse como la primera línea del cambio climático. Estas regiones enfrentan impactos desproporcionadamente altos, como el aumento de las temperaturas, sequías, inundaciones e inseguridad alimentaria, a pesar de ser los que menos contribuyen a las emisiones globales. Por lo tanto, implementar programas efectivos para la educación climática en estas regiones, es crucial por diversos motivos, entre ellos:

Construir Resiliencia: La educación climática equipa a las comunidades con el conocimiento necesario para adaptarse y mitigar los impactos climáticos. 

Empoderamiento Local: Muchas comunidades en los países del sur global carecen de acceso a información científica sobre el cambio climático. Al incorporar la educación climática en programas educativos y comunitarios, los individuos pueden comprender mejor los problemas y sus posibles soluciones, permitiéndoles tomar decisiones informadas.

Promover el Desarrollo Económico: A medida que estas regiones avanzan hacia el desarrollo sostenible, la educación climática también puede conducir a la creación de empleos en sectores emergentes como las energías renovables, la infraestructura verde y las prácticas agrícolas sostenibles. Esto es particularmente importante en regiones donde las economías dependen en gran medida de los recursos naturales.

Impulsar el Cambio Político: Los ciudadanos educados tienen más probabilidades de exigir acción climática de sus gobiernos. Una población informada es esencial para responsabilizar a sus gobernantes y garantizar que la justicia climática siga siendo un tema central en las agendas nacionales e internacionales.

Pensamiento y Diseño Decolonial en las Prácticas Educativas

El concepto de pensamiento decolonial es fundamental para crear una educación climática efectiva y justa, especialmente para los países del sur global. La decolonialidad se refiere a desafiar y desmantelar los efectos persistentes del colonialismo, que han moldeado los sistemas económicos, las dinámicas de poder e incluso la producción de conocimiento y el manejo de los recursos naturales. En el contexto de la educación climática, el pensamiento decolonial enfatiza la necesidad de que no alejemos de los modelos de conocimiento centrados en Occidente e incorporar, en cambio, formas de conocimiento indígenas, locales y alternativas, que en su mayoría conciben a los seres humanos como parte del ecosistema, y al medio ambiente como un hogar y no una serie de recursos para ser explotados. Incorporar estas formas de conocimiento en la educación climática no solo es una forma de preservar y validar las culturas indígenas, sino también de promover enfoques más diversos y holísticos hacia la sostenibilidad.

El diseño decolonial en la educación climática también implica crear marcos de aprendizaje que sean culturalmente relevantes y adaptados a las necesidades específicas para la diversidad de comunidades. Esto podría significar utilizar lenguas locales, enseñar a través de la participación comunitaria y abordar los desafíos socioeconómicos únicos que enfrentan los grupos marginados. Al integrar los sistemas de conocimiento indígenas y utilizar métodos participativos impulsados por la comunidad, la educación climática es  más efectiva y equitativa.

Además, el diseño decolonial reconoce las injusticias históricas del colonialismo que continúan dando forma a las crisis ambientales actuales. Muchos de los países del sur global que ahora son más vulnerables al cambio climático fueron una vez explotados por sus recursos naturales por potencias coloniales. Al reconocer estas dinámicas históricas, la educación climática puede fomentar una mayor comprensión de la justicia ambiental y la necesidad de solidaridad global para enfrentar los desafíos climáticos.

La Creación de Futuros Sostenibles para Todos

Al aumentar la conciencia, construir resiliencia y fomentar la innovación, la educación climática empodera a las comunidades para que tomen medidas y contribuyan a un mundo más sostenible y justo. Incorporar el pensamiento y el diseño decolonial en la educación climática implica diseñar un enfoque que abarque la diversidad de realidades, saberes y experiencias, reconociendo que no existe una única forma de vivir de manera sostenible. 

¿Pero cómo creamos aquellos futuros, donde hay espacio para la equidad y la sostenibilidad? Los cambios pasarán por el reconocimiento de ciertos factores: 

  • La desigualdad climática: Los países y comunidades más vulnerables suelen ser los menos responsables de las emisiones de carbono, pero sufren las peores consecuencias. Reconocer y abogar por políticas que reparen esas desigualdades, es clave.
  • Incluir voces marginadas: Las comunidades indígenas, las personas de bajos ingresos y los países en vías desarrollo tienen mucho que aportar desde su conocimiento tradicional y local. Involucrar a estas comunidades en la toma de decisiones a nivel global, es fundamental. Esto debe darse en ámbitos de gobierno, privados y los espacios de participación de la sociedad civil. 
  • Distribución justa de oportunidades y derechos: Asegurar un acceso equitativo a los recursos esenciales, como energía renovable, agua potable y tierras agrícolas, sin que ninguna comunidad quede atrás.

Políticas y Economía Regenerativa

Un futuro sostenible necesita reimaginar nuestras políticas y estructuras económicas y de poder para que sean regenerativas, es decir, que no solo no dañen el ambiente, sino que lo restauren. 

Transición hacia economías circulares: Abandonar el modelo de economía lineal que se basa en extraer, consumir y desechar, y reemplazarlo por un sistema circular donde los recursos se reutilicen y los desechos se minimicen.

Sistemas de gobernanza colaborativa: Desarrollar formas de gobierno inclusivas, donde todas las comunidades puedan participar en la toma de decisiones climáticas. 

Políticas de protección de derechos humanos y ambientales: Las legislaciones y políticas globales deben estar alineadas con la protección de los derechos de las personas y del planeta, priorizando la equidad intergeneracional y la reparación histórica.

¿Regeneramos juntos? 

Crear futuros sostenibles implica reconocer y celebrar la diversidad en todas sus formas, desde soluciones locales hasta gobernanza global. Requiere que la justicia climática y la educación transformadora sean los motores de cambio, guiados por principios de equidad, interconexión y regeneración. Al integrar distintos saberes, visiones del mundo y soluciones contextuales, se podemos generar alternativas de vida sostenibles que no solo resuelvan la crisis climática, sino que promuevan un futuro equitativo y próspero para todos. ¿Cómo tú o tu organización pueden unirse a esta cruzada? Desde SurGlobal.io, queremos unir fuerzas y proponer impactos necesarios. 


Imagen de portada cortesía de Kelly Sikkema

Sobre la Autora

Elsie Ralston es escritora y diseñadora de contenidos. Con más de 12 años de experiencia en gerencia de proyectos de desarrollo e incidencia política, ha colaborado con diversas organizaciones en América Latina y Europa para promover la educación sostenible, el empoderamiento comunitario, y más recientemente tecnologías digitales responsables. Cree firmemente en el poder de la DEI para transformar sociedades y construir un futuro más justo y resiliente para las personas y el planeta. Es Fundadora de Sur Global, donde por medio de programas educativos y consultoría en diseño sostenible, crea comunidades de aprendizaje con el objetivo de generar innovación responsable, desde los países del sur global para el mundo. 

Más sobre Elsie